"¡Si pregunta mucho le voy a poner una boleta!", me dijo el supuesto Inspector de Tránsito.
Le grité: "¡Usted no sabe que estamos en democracia y puedo preguntar?"
¿Qué había pasado?
Eran las siete y media de la noche, del martes 8 de junio pasado.
Nos encontrábamos en un alto, en una esquina de Vista Hermosa.
Todo comenzó dos horas antes. Habíamos visto a jóvenes reunidos en algunos semáforos, libreta en mano, contando algo.
Pensé que a lo mejor contaban cuántos autos tenían banderas del Mundial de fútbol. Realmente fue un chiste...
Curiosos como periodistas que somos, al regresar del trabajo en la Universidad, no quisimos quedarnos con la curiosidad.
Por eso ante un alto, le pregunté a los supuestos Inspectores de Tránsito qué era lo que contaban.
Cuando me dijeron que automóviles, le pregunté si no habían máquinas para eso. También expliqué que había creído que eran las banderitas del Mundial.
Allí fue cuando me amenazó uno de ellos, que parecía ser el jefe.
Confieso que sentí algo de temor. Me fui por el "túnel del tiempo" a los tiempos de la feroz dictadura militar.
En esa época el policía era visto como un enemigo del pueblo, un servidor, leal de los dictadores narcotraficantes.
Cuando pasaba al lado de un "paco", ni lo miraba. No vaya a ser que dijera que lo había insultado y me arrestara...
Pero por lo visto, el autoritarismo militar no ha desaparecido.
Todo ciudadano puede preguntar a un funcionario público (como son los policías) lo que desee, sin miedo a sufrir amenazas.
Este repunte del militarismo en Panamá es consecuencia de ciertas acciones del Jefe de Gobierno.
Indultar a militares involucrados en muertes, hacer leyes que parecen "carta blanca" para no detener a un militar que comete una acción dudosa, puede alentar a los uniformados.
Añada a esto poner en altos puestos de entidades importantes a ex servidores de Noriega, también puede tener algo que ver.
Recuerden que como se dice por allí, "ningún tigre se vuelve vegetariano".
Como ciudadano y sobre todo, por ser periodista, seguiré preguntando cuando no sepa algo. Aunque algunos piensen que los periodistas somos...¡vidajenas!