Ahora que estamos inmersos en la fiebre mundialista, un grupo de abogados intentan "meter un gol olímpico" contra los medios de comunicación, coartando el derecho de los ciudadanos panameños a conocer la verdad ante la creciente corrupción.
Nuevamente, se busca castigar a los mensajeros de la información, aquellos trabajadores de la pluma y papel, de los que día a día buscan las noticias que todos deseamos conocer al final de la jornada.
Igual que en los peores gobiernos tiránicos o dictaduras, un anteproyecto de ley busca implementar en el Código Penal panameño duras penas en contra de los periodistas, por calumnia e injuria.
La propuesta dice que los reporteros serán condenados a prisión entre uno a dos años de cárcel (100 a 200 días multa). Por otro lado, en caso de injuria contra personas, el periodista puede sufrir de seis a un año de prisión (50 a 150 días multa).
Igualmente, la reforma busca subir las condenas por divulgación de información, secretos políticos y la afectación de la honra de los funcionarios públicos.
Tales propuestas de reforma al Código Penal incluso han recibido inmediatas críticas por personeros claves del Ministerio Público, como la Procuradora General Ana Matilde Gómes, y el Relator para la Libertad de Expresión de la OEA, Ignacio Álvarez, quienes consideraron un "grave retroceso" en la defensa de los derechos humanos las intenciones de algunas personas del Órgano Judicial en contra de los periodistas.
Dentro de todo este asunto, cabe preguntarse: ¿Y qué piensa hacer el presidente Martín Torrijos? Ninguna palabra sobre este controversial tema ha opinado nuestro mandatario.
¿O será acaso que se le olvidó sus promesas de mejorar la libertad de expresión y de prensa, cuando se realizó el Foro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Panamá?
Las denominadas "Leyes Mordaza" demuestran que Panamá no ha evolucionado como sociedad tolerante. Es cierto que todos los ciudadanos merecen estar protegidos de acciones lesivas, cuando sin fundamento se intenta ofender la honra de las personas. Calumniar o decir mentiras es común todavía y aún en democracia hay que tener mecanismos para respetar al prójimo.
Empero, para nadie es un secreto que varios políticos locales, ahora sorprendidos por recientes descubrimientos de negociados por posible corrupción, tienen miedo a la prensa escrita, radial, televisiva o virtual, que en Panamá es una de las más serias y responsables de la región.
Ojalá la cordura y la decencia triunfen al final, cuando se llegue a presentar semejante proyecto de ley en contra de los periodistas ante el Consejo de Gabinete presidencial y al Parlamento panameño. Allí veremos si el Gobierno de turno respeta los derechos humanos.