Esta historia comienza cuando yo era un hombre que vivía con mi familia, esposa e hijos, se puede decir que gozábamos de una buena posición económica.
Eramos felices, relata Hilario, un hombre que refleja cansancio y deterioro en su rostro. Aunque tenía conflictos con mis familiares, al final siempre eran resueltos por el amor y la unión familiar que teníamos, por lo que no me explico el olvido en que me tienen mis hijos. ¿Será porque viven en el extranjero hace años?. Recién se graduaron se fueron y años más tarde se llevaron a su madre.
Al pasar los años, esperé y esperé, hasta que un día me vi solo, sin casa, sin plata para poder pagar un asilo, viviendo en un cuarto de madera en el barrio de Santa Ana. Los extraño, pero lo que más lamento es que un día moriré solo, ya que no cuento con más familiares.
Consultamos a la psicóloga Jeniffer Smith, sobre el caso de Hilario, manifestando que lo común, es que los padres abandonen a sus hijos, no lo contrario, y cuando esto sucede es porque ha sido un mal padre o un buen padre con poco carácter, siendo éste último el caso de Hilario.
Hilario fue abandonado por su familia, señala la especialista porque aunque a sus hijos nunca les faltó nada económicamente, por su trabajo casi nunca lo veían, es por ello que no extrañan la paternidad. Por ello, es valedera la frase del insigne Jean-Jacques Rousseau: " Un buen padre vale por cien maestros", añade la psicóloga Smith.