Qué triste es que al hombre de hoy, tenga que repetírsele insistentemente la necesidad de amar, cómo cree usted que sea posible que el hombre olvide que el amor es el origen de la creación y el motor de nuestro universo. Ahora pensemos y analicemos sobre el alcance de la palabra amar. Amar es dar y recibir y no es únicamente dar o únicamente recibir. El verdadero amor radica en entregarse sin esperar nada a cambio, amar a quienes no nos quieren e inclusive a quienes nos han hecho daño, yo sé que esta clase de amor no es sencillo; la situación real es que amar a quienes sí nos quieren, sí es fácil, pero no es el verdadero sentido del amor.
El nuevo concepto del amor es el de dar positivo a quienes nos han dado negativo. Así como es buen negocio amar, es un pésimo negocio odiar. Porque odiando se da negativismo, y por tanto se nos devuelve lo negativo, pero multiplicado. Y esto es ley cósmica y punto. Cuentan nuestros antecesores que cuando al Señor Jesús le pidieron que resumiera en uno solo los mandamientos de la ley divina de Dios respondió: Un solo mandamiento os doy, Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo. Por lo expuesto antes aparentemente nosotros entendimos con claridad lo de amar a Dios, pero nos quedamos sin entender aquello de... al prójimo como a ti mismo.
Amar a tu tía, la histérica; al hermano, drogadicto; al papá, que todo lo sabe; a la hermana, que nos hizo daño; al jefe, neurótico, y al empleado irresponsable. Todos estos ejemplos nos recuerdan que somos nosotros quienes programamos la actitud de las demás personas hacia nosotros mismos y sólo podremos mejorar esa actitud si empezamos a amar al prójimo como a nosotros mismos.
