A estas alturas Gregg Popovich podría estar pensando en llamar a un capellán, a un chamán mexicano o a un exorcista de demonios, cualquiera sea, con tal de conseguir una victoria en la Caldera del Diablo de Auburn Hills, casa de los chicos malos de Detroit.
Con la serie final por el título de la NBA nivelada a dos triunfos por bando, el técnico de los San Antonio Spurs sabe que hoy domingo tiene por delante el reto más difícil de toda la temporada. En la efervescente arena de los Detroit Pistons, el quinto partido de la serie al mejor de siete juegos.
Lo que parecía un compromiso fácil para los Spurs, luego de arrancar con dos contundentes victorias (84-69 y 97-76) en su casa del SBC Center de San Antonio, se le ha convertido en un camino lleno de espinas. En su regreso a Auburn Hills, donde se jugarían los tres siguientes partidos, los Pistons rescataron la serie con sendos triunfos de 96-79 el martes y 102-71 el jueves.
Los Pistons tiraron para un 45.6% de efectividad, dominaron los rebotes ofensivos al anotar 19 puntos en segundas oportunidades y marcaron 22 tantos en contragolpes fulminantes. Igualmente cometieron sólo tres pérdidas de balones, cifra impresionante comprada con las 17 que tuvo San Antonio.
UNA SERIE ABURRIDA: EL GIGANTE DE MIAMI NO LE VE EMOCION A LA FINAL
Shaquille ONeal, centro estrella de los Miami Heat calificó de "aburrida" la final que juegan los equipos de Detroit y San Antonio, felicitó a Phil Jackson y dijo desconocer quién era Kobe Bryant.