EDITORIAL
La radio
ayer y hoy
A medida que
han pasado los años, la radiodifusión nacional
ha tenido adelantos tecnológicos que inciden en su modernización.
Los sofisticados equipos con los que hoy cuentan las emisoras
panameñas están entre las mejores y puede decirse
que Panamá está, en materia de equipo, entre los
países de vanguardia del área latinoamericana.
A pesar de que nuestro país tiene esos adelantos tecnológicos,
lamentablemente, muchos de sus locutores no están a la
altura como profesionales del micrófono.
Un violento contraste hay entre los locutores de ayer y de
hoy. Los profesionales del pasado eran más completos:
tenían que poseer buena voz, dicción y hacer comentarios
sobre cualquier tema de actualidad porque uno de los requisitos
para hacer uso de los micrófonos de una radioemisora era
tener una cultura general.
El locutor de hoy hace gala de su ignorancia, e insólitamente
eso no lo sanciona las autoridades de la Dirección Nacional
de Medios de Comunicación.
La chabacanería, el mal gusto y el deseo de que escuchen
sus comentarios intrascendentes es la característica de
muchos de estos locutores que definitivamente le falta, escuela
para ser auténticos comunicadores sociales.
Un eclipse ha tenido la radiodifusión en los últimos
30 años. Los comentaristas de discos transformados en
Disc Jockey que tratan de imitar modelos foráneos, ya
no son los que eran antes. Nuestra radio en ese aspecto ha perdido
calidad pero queremos sentirnos optimistas, porque una generación
de relevo que se forma en los claustros universitarios depurará
de las ondas hertzianas a locutores que se han tomado por asalto
a algunas emisoras locales.
El criterio para otorgar una licencia de locutor tiene que
ser más selectivo. En la medida de que eso se haga, tendremos
mejores profesionales. Los locutores de hoy han fracasado porque
no tienen ni siquiera una organización para conmemorar
el día de la radio, cuando antes había la Asociación
Panameña de Locutores, SIPRA, SIPERA, ONDAS pero sólo
subsiste la UTPRT con quijotes que tratan de mantener vigente
una organización cuando la ocasión lo amerita.
Los locutores panameños deben unirse y elevar su status
profesional.
Ojalá que esta reflexión sea un resorte para
que despierten del letargo y tomen conciencia que el objetivo
de la radio es proyectar emisiones informativas, recreativas
y educativas y que Panamá tiene que ocupar nuevamente
el sitial de honor con la que brilló en el pasado.
PUNTO CRITICO |
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