Tuve el gusto de leer el día de hoy, en el diario La Crítica, su columna: "La voz de la experiencia" con el tema: "Héroes de Pelaítos" y me hizo recordar muchas cosas de los tiempos en que éramos chiquillos. Nací en el 50, cumplo 60 en breve y recuerdo a esos héroes, como el Santo, cuando concurría al Teatro Ancón por diez centavos la entrada que te permitía ver tres películas: cómicas, episodios de Los Tigres del Ring, Buck Rogers y otros. Salías del cine con tremendo dolor de cabeza después de tantas cintas .
En la columna omitió a Fantomas, uno de mis preferidos, y Chanoc, Tarzán, Flash, Linterna y otros personajes que no eran héroes, pero llamaban la atención histriónicamente como la Gorda Hermelinda.
Recordar es vivir. Tiempos en que la gasolina, para mi primer carro, estaba a 32 centavos la súper y 31 centavos la regular, cuartos de aceite a 50 centavos el litro, bistec de carne a 10 y 15 centavos. El hacer mandados para mis padres y pedir la ñapa (medio guineo o confites de pescadito).
Una soda, por supuesto una Royal Crown, a 5 centavos, la hojaldre tapa cara a 5 centavos.
Las diferencias en los barrios, en situaciones extremas, se arreglaban a puño y luego se olvidaban.
Todos estos comentarios, a raíz de leer su columna, pusieron el detonante de recuerdos de épocas pasadas, bonitas y tranquilas que no volverán.
Le envío mis respetos y gracias por hacerme recordar tantas cosas.
Atentamente, Mario Marengo.
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