"Ese hombre se llevó a mi hija, y por él se quitó la vida", decía en medio de llanto María Ceballos, madre de Mirna Alexandra Rebelo, de 22 años.
La muchacha se suicidó en su casa 290, en el Sector 2-2 de Puerto Escondido, corregimiento de Cristóbal, en Colón.
Mirna Alexandra era una joven que tenía un futuro por delante; fue una estudiante que ocupaba los primeros puestos de honor por sus calificaciones.
Todos los familiares y vecinos estaban tristes y no podían asimilar ni mucho menos creer que esa joven llena de vida, había decidido tomar la fatal decisión de desaparecer.
Su madre -en medio del llanto- comentaba que ese hombre que fue su cónyuge, pero que ya no tenían nada, la perseguía y la maltrataba a tal punto que la empujó al suicidio. "Siempre me decían que la golpeaba y no la dejaba en paz".
Mirna Alexandra -según vecinos- llegó la noche del lunes -a las 10: 00 p.m.- y ya estaba golpeada.
Dejó a una niña de 4 años. El suicidio no es la solución a los problemas. Cuando alguien enfrenta una depresión debe buscar ayuda en familiares o amigos.