Mientras que otros dan pasos de gigantes para llegar al Mundial, los nuestros dan pasos gigantescos, pero hacia atrás.. para no llegar.
A la Alemania del Río Rhin, a la Puerta de Brandeburgo, a la del Campanario de Dresde en Sajonia, a la Alemania del dictador Adolfo Hitler, a la de los grandes compositores como Beethoven, Johannes Sebastian Bach o Wagner, a la Alemania del Mundial 2006, ahora nos sentimos menos "alemanes" que nunca.
La esperanza que nos arropaba y nos inundaba antes de la hexagonal poco a poco se ha ido diluyendo.
Aquella noche épica ante El Salvador ha quedado solo en el recuerdo, porque una noche igual, mágica, esplendorosa de clasificación -de época- no se ha vuelto a repetir.
CAIMOS EL SABADO..
La derrota del sábado ante Trinidad & Tobago nos aleja de la ilusión, del sueño que muchas veces ha invadido nuestro descanso, de alcanzar un mundial de mayores, ahora, un sueño apaciguado, porque siendo últimos con sólo dos puntos de 12 disputados, hasta el repechaje se ve difícil o lejano de alcanzar.
Para ello, obligados estamos en ganar los tres partidos que restan en casa ante USA, Costa Rica y Trinidad & Tobago, y por lo menos arrancar el punto o un empate en las visitas frente a Guatemala, México y Estados Unidos.
Tarea complicada y nada fácil por cierto. Inteligencia, serenidad, concentración, disposición, equilibrio,
funcionamiento, dinámica, claridad, muchos son los atenuantes, elementos o factores que nos han faltado en esta ronda, última y decisiva para llegar al Mundial.
NOCHE DE MILAGROS
Ojalá hoy miércoles, no paguemos el precio como ocurrió con Guatemala ante México, de recibir en el "Rommel" al otro gigante del área: los Estados Unidos, y terminar de sepultar nuestras aspiraciones de llegar a donde nunca hemos ido, a lo que por ahora lo vemos lejano y para muchos, a esta altura ya imposible de alcanzar.
PARA NO LLORAR..
Nos sentimos menos "alemanes" que nunca, porque no se juega bien, no se gana y los que antes eran últimos, ahora están por encima de nosotros.
Ojalá que el maltratado y ya viejo estadio Rommel Fernández no sea testigo esta noche de miércoles de realidades de rostros de tristezas, rostros desencajados, ojos llorosos, esperanzas perdidas.
Intentemos por lo menos, lo que no hicimos ante Trinidad: Pegarle a un grande del área para poder presentar nuestra mejor cara y sentirnos aún vivos, sentirnos con la victoria, con los tres puntos.
Más "alemanes" que nunca, por lo menos, hasta que llegue el próximo partido u ocurra un verdadero milagro.