Lunes 3 de junio de 2002

 

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  OPINION

EDITORIAL
Panamá se autodestruye

En algún momento de nuestra historia reciente el hilo conductor de la vida en sociedad se torció, y empezó a vivirse en el país una vorágine de cambios, que si bien nos han elevado a planos superiores de audaz tecnología y rabiosa competencia, también nos tienen caminando en el callejón de las matanzas gangsteriles y el desprecio por la vida.

Por lo menos 20 panameños mueren cada mes de forma violenta. Asesinatos brutales, suicidios y abortos son el referente en las principales ciudades. Esto sin tomar en cuenta los accidentes de tránsito, que se han llevado a la tumba a cientos de miles de panameños (principalmente jóvenes) en la última década.

Todo ese conglomerado de víctimas dejó de aportar su talento y su energía para el engrandecimiento del país. Por un momento de descuido, de ira, de confusión social o una forma atrofiada de ambición.

Hay quienes consideran que los medios de comunicación, y muy especialmente los periódicos, no deben poner en sus planas la cruda realidad que está viviendo la comunidad panameña. Los destrozos humanos, la sangre, el dolor y la tragedia deben ser soslayadas, dicen, por respeto a las víctimas y sus familiares.

Puede que tengan algo de razón quienes así piensan. Sin embargo, a ninguno de los que sostienen esta tesis se le ha escuchado planteamiento alguno sobre la triste realidad que padecen esas víctimas y sus familiares. Nadie habla de cómo evitar las balaceras entre bandas de narcotraficantes; cómo disminuir la violencia intrafamiliar; qué hacer para frenar los accidentes de tránsito; cómo elevar el nivel cultural y educativo de la población para evitar que debata sus crisis a tiros; cómo disminuir el número de embarazos precoces; cómo distribuir mejor la riqueza.

La sociedad es una gran bola de pus, que cada día se pudre más. Los periódicos de vez en cuando tomamos un poco de esa pus y la ponemos en las primeras planas. Podemos dejar de hacerlo, pero la pus seguirá ahí ¿Por qué ninguno de estos políticos que se rasgan las vestiduras dice qué y cómo hacer para eliminar esa infección invasiva llamada criminalidad?

El país se está canibalizando: una niña de cuarto grado (8 años) fue violada en plena calle por un loco que manejaba un carro particular; tres ciudadanos fueron acuchillados (uno murió) por razones baladíes; las balaceras se suceden sin control en cada ciudad principal del país.

¿Por qué no dicen que van a reformular el sistema educativo para elevar el nivel de vida de los panameños, a ver si eso disminuye la violencia y, de paso, el consumo de material como el que le quieren censurar a los periódicos? No lo hacen porque eso sería mucho trabajo, trabajo real, y quieren tomar el camino más corto y fácil: censurar a los periódicos.

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