El próximo gobierno ha puesto en las manos de Lucy Molinar la suerte de la educación nacional en nuestro país. La filosofía educativa es cuestión de poner en marcha la buena voluntad y la poderosa acción que ha distinguido siempre a la excelente comunicadora social. Licenciada, los sacrificios muchas veces nos procuran premios, y cada uno de ellos es un reto irrefutable convertido en presea que el tiempo coloca en nuestras sienes impolutas.
Algunos entuertos podrán manifestarse, pero ellos serán gajes del oficio, pasado a la velocidad del viento, se lo confieso, con calificada certitud.
Tenemos que reconocer la superioridad del talento y cuando un ciudadano (a) se distingue de los demás por su carácter elevado, el pueblo lo designa para los puestos públicos, como también una recompensa extendida al mérito. La recta personalidad es muy importante en nuestros desenvolvimientos en la vida y la defensa de los impuestos que revierten al beneficio general son de trascendente importancia en el progreso de la patria.
Un buen ministro de este ramo debe ser un obsesivo conductor de conciencias y usted lo ha demostrado con evidencias en sus largas y delicadas faenas desempeñadas con el primer beso del sol. En esta dirección lo que necesita una persona es la estimulación personal de poner la responsabilidad, honradez y gratitud por encima de todo, además la inclinación de servir incondicionalmente a los demás esperando dar lo mejor que se tiene. Allí han llegado muchos notables y han hecho poco, a santo de qué, no lo sé.
La predisposición positiva íntima es una actitud ostentativa que embriaga hasta el éxtasis al que se dirige a la conquista del éxito incondicionalmente. Lucy, mirar hacia atrás es una mala práctica que nos hace tropezar con frecuencia, no debemos olvidar que las caídas con estrépito no admiten reparos. El mundo es de los osados y hacia ese punto fijo es necesario tender la mirada con las fuerzas terribles de la razón.
