Su mirada, amplia sonrisa y excepcionales habilidades en el mundo de la hostelería son las cartas de presentación de este osado vaquero austriaco, de 37 años.
Arno Primig es el encargado de salvaguardar el mínimo detalle en los predios de la ciudad de John Wayne. Armado con sus botas, jeans, camisa blanca y sombrero de cuero, vigila que cada uno de los huéspedes que visitan Isla Taborcillo, salgan con una sonrisa y ganas de volver.
Nacido en la ciudad de Silac, Austria, a sólo 20 kilómetros de Italia, nunca pensó que la carrera de hostelería le daría la oportunidad de conocer lugares como Kenia, Ginebra, Egipto, Sri Lanka y España.
Pero el nombre de este intrépido caballero, de ojos azules, es escuchado aún en los estadios de Leipzing y Gelsenkirchen, en Alemania, donde sirvió a cada una de las selecciones que pisaron este suelo europeo durante la pasada Copa Mundial de Fútbol.
UN HOMBRE, UNA HISTORIA
Pero, ¿cómo llegó a convertirse en Sheriff de la Isla de Marion Robert Morrison (nombre real de John Wayne)? La historia inició en Austria, donde se enteró que estaban buscando en Panamá un gerente con experiencia, y por medio de una agencia, se hizo el contacto. Cuando menos pensaba, estaba rumbo a Viena, donde se entrevistó con el señor Ralph Hübner, dueño de la Isla, quien le indicó los pormenores de su proyecto y su filosofía.
Desde finales de enero está en Panamá y le ha encantado, por lo que el otro mes, traerá a sus dos hijos: Noha, de 3 y David, de 2 añitos. "Considero que este país tiene un gran futuro, por lo que creo que es un buen lugar para que ellos vivan", afirma este preocupado padre.
En sus ratos libres, le gusta relajarse, descansar y ver cosas que no ha visto en ninguno de los países en los que ha trabajado.
Además, cuando tiene unos días libre, le gusta darse una vuelta por el Istmo. Ir a Chiriquí, conocer las plantaciones de café, viajar a Isla Grande o darse una vuelta por la ciudad de Panamá.
Para este vaquero, la frase "Bueno es el culantro, pero no tanto", le cae como anillo al dedo, pues no le gusta comerlo. En cambio, le fascinan los mariscos.