El fiscal general de EE.UU. Alberto Gonzales, y el director del FBI, Robert Mueller, amenazaron a la Casa Blanca con dimitir si les obligaban a entregar el material incautado en el registro a la oficina de un legislador, informan varios medios estadounidenses.
Otros altos cargos del Departamento de Justicia, incluido el lugarteniente de Gonzales, Paul McNulty, también pusieron su cargo encima de la mesa, según dijeron a medios de prensa funcionarios no identificados. El conflicto entre la Casa Blanca y los principales directivos de justicia no llegó a dimisiones porque el presidente, George W. Bush, ordenó que las pruebas fueran selladas.