Era poco más de las 9: 00 a. m. de ayer, jueves, cuando corrió la cruel noticia: una mujer le había echado su propio hijo, a los perros.
Una criatura recién nacida había sido festín para los animales que devoraron su tierno cuerpo, en un lugar de Penonomé.
Una llamada alertó a la Policía sobre el macabro hallazgo.
Las unidades policiales llegaron al lugar, en los alrededores de una casa abandonada. La escena no tenía descripción. El recién nacido aún tenía el cordón umbilical colgando de su despedazado cuerpo. Estaba tirado en medio de hojarascas y herbazal no tan espeso, como un paquete de desperdicios.
Los perros se habían comido toda la pierna derecha y parte de la izquierda así como el rostro y parte de la frágil cabeza del recién nacido.
Dentro de la casa, la Policía encontró en un montículo de arena, una bolsa negra con algunas piezas de ropa empapadas en sangre, supuestamente de la mujer que lo parió.
¿Quién es la responsable? ¿Porqué tan inhumana decisión? ¿Qué razones son mayores que se anteponen a los hijos? Esas son algunas de las interrogantes que requieren respuestas para la sociedad vecina de Penonomé, y el país entero.
ALERTA
El crimen es investigado por las autoridades que tienen a disposición la línea telefónica 997-9722, para cualquier información que ayude a esclarecer el delito.
La información se manejará de manera confidencial.
BARBARIDAD: 9:00
Paradójicamente, a la criatura se le apagó la vida cuando nacía el día. Lo encontraron cerca de las 9: 00 a. m. Las imágenes son irrepetibles.