La dieta diaria no siempre aporta las cantidades necesarias de betacarotenos: unos pigmentos antioxidantes de color amarillo-naranja, que nos protegen de los efectos de la edad, previenen las principales enfermedades y resguardan nuestras células del deterioro y la degeneración.
Pese a que los protectores betacarotenos están presentes en numerosas frutas y hortalizas de color rojizo y anaranjado, que son económicas y están disponibles a lo largo de todo el año, a menudo hay que reforzar su aporte mediante suplementos, porque no se toman los suficientes por medio de la alimentación.
Proporcionan al organismo una potente protección natural contra el envejecimiento y los agentes ambientales.