La incineración masiva de ganado llevada a cabo en los últimos meses para combatir la fiebre aftosa en el Reino Unido puede haber contaminado el agua y la leche, advirtió ayer la agencia británica de control de calidad de los alimentos.
Dicha agencia (Food Standards Agency) alertó sobre la posibilidad de que haya niveles elevados y nocivos de dioxinas en la leche y productos lácteos producidos en granjas cercanas a los lugares donde se incineraron y enterraron grandes cantidades de ganado.
Cerca de tres millones de cabezas de ganado han sido sacrificadas en el Reino Unido desde que a finales de febrero pasado se detectó el brote de fiebre aftosa.
El profesor Peter Smith, asesor del Gobierno británico sobre la enfermedad de las vacas locas, advirtió hoy también sobre el riesgo de contagio de dicha dolencia mortal mediante el consumo de agua contaminada por los animales enterrados en gigantescas fosas.
"No me gustaría vivir cerca de una de esas enormes fosas para animales", dijo Smith al destacar la necesidad de realizar extensos análisis de las aguas para determinar los riesgos.
La agencia de control de calidad de alimentos calcula que unas 900 granjas en todo el país pueden ser las más afectadas por la posible contaminación porque se encuentran dentro de un radio de dos kilómetros de los lugares donde hay enormes fosas de incineración y entierro masivo de ganado.
Aunque indicó que todavía no puede comprobar que haya habido contaminación, la entidad alertó sobre la posibilidad de que la leche entera y derivados de la misma pueden contener dioxinas, altamente cancerígenas.
Las personas que pueden estar más en peligro son las que acostumbran a consumir leche entera o fresca que compran directamente de las granjas, y los propios productores que la toman también, según la agencia.
La mitad de los 30.000 ganaderos y granjeros del Reino Unido han sido alertados por cartas enviadas por la agencia sobre los riesgos de contaminación. |