Cuando el cielo se pone negro, miles de panameños cambian su semblante. No es para más, los recuerdos son dramáticos y nadie quiere volver a vivirlos, tal como ocurrió el año pasado en el sector de Panamá Este, donde hubo muertos, miles de damnificados y pérdidas económicas considerables por las fuertes lluvias.
Ante toda esta situación, Panamá comienza a aprender de sus tragedias y poco a poco va introduciendo un esquema educativo que persigue una cultura de prevención.
El Sistema Nacional de Protección Civil, como ente de seguridad, ha dado pasos importantes en esta materia. Apoyado de la tecnología y de los medios de comunicación, ha comenzado a enviar cortos mensajes de advertencia cuando la unidad de monitoreo climatológico envía alarmas sobre peligrosas precipitaciones en ciertos lugares.
Estamos avanzando. Los celulares están apoyando para evitar tragedias, así se toman las medidas a tiempo, sin embargo, se hace necesario la instalación de sistemas auditivos como sirenas que alerten del peligro, tal como ocurre en otras naciones. Ante este requerimiento, se suguiere tomar en cuenta los sitios que presentan alto grado de peligrosidad, tales como el área Este, Oeste, San Miguelito, entre otros.
Se está haciendo un gran esfuerzo en llevar las recomendaciones a todos los sectores. Es necesario penetrar en la conciencia de cada uno de los panameños, ya sean estudiantes, trabajadores, desempleados e independientes.
La sociedad en su conjunto está anuente en ayudar en la prevención. Este es un trabajo que debe iniciar en el hogar con la educación de los padres y que se mantenga por siempre como una norma de estricto cumplimiento.