El gobierno del presidente George W. Bush decidió no autorizar armas de fuego en las cabinas de los aviones comerciales, como reclamaban los pilotos de línea estadounidenses, anunció ayer el subsecretario de Transporte, John Magaw. "No autorizaré armas de fuego en la cabina (de los aviones)", dijo Magaw a un panel del Senado.
"Espero que ustedes reconsideren esto", respondió el senador Conrad Burns, uno de los legisladores que apoyaron a los pilotos de línea quienes demandan que se les permita portar armas en los aviones de pasajeros, a fin de prevenir que se repitan ataques como los que mataron a unas 3.000 personas en septiembre del año pasado.
El Congreso aprobó una resolución el año pasado permitiendo portar armas cortas a los pilotos, pero a discreción de la administración y de las líneas aéreas. Sin embargo el plan de armar a los pilotos nunca fue sancionado. Bush prefiere ahora reforzar la seguridad mediante el mejoramiento de los controles de seguridad y teniendo comisarios armados a bordo en los vuelos comerciales.
Argumentando que la seguridad de sus pasajeros está en juego, los pilotos habían dicho que sólo una fuerza letal podría contener una amenaza mortal. "Creo que es esencial que los pilotos mantengan en control de las cabinas en todo momento" dijo a principios de mes a los legisladores Marc Flagg, un empresario piloto cuyos padres murieron a bordo del vuelo 77 de American Airlines, que fue secuestrado y estrellado contra el Pentágono el 11 de septiembre.
A pesar de esta restricción, se informó de que una aerolínea estadounidense emplea una especie de "arma", la cual es un dispositivo especial adosado al uniforme de los pilotos. Este dispositivo es una cajilla de balines que se disparan a gran velocidad y pueden herir a un potencial secuestrador de aviones. |