Hay que ser realistas: como está la situación actual de inestabilidad en los precios de todo, es imposible saber si el próximo año, o en 5, ó 10 años más vamos a estar en capacidad de enfrentar los imprevistos que la vida nos lance.
Es por eso que es importante vislumbrar desde ya los diferentes escenarios que se pueden presentar para nuestra familia a futuro, y planificar en base a esas proyecciones.
El ahorro es algo elemental. Sin importar qué tan apretados podemos estar económicamente, siempre hay que sacar algo para el cochinito. Y no se trata de ahorros para compras de Navidad, o para fiestas. Estamos hablando sobre ahorros para la educación de los hijos, para las emergencias e imprevistos y para hacer compras importantes.
Echemos un vistazo a la seguridad social en este país, que cada cierta cantidad de años entra en crisis. Si somos jóvenes, ¿qué garantías existen de que cuando nos toque jubilarnos el Seguro Social va a existir? Con las malas administraciones que han existido, no resulta descabellado creer que en un futuro se fumiguen todos los fondos.
Por tal motivo, es prudente buscar formas alternativas de pensión para jubilados.
Otro aspecto que no puede dejarse de lado es el de los seguros de vida, contra robo y contra incendios. ¿Cómo quedaría nuestra familia y nos pasa algo a nosotros? ¿Qué tal si se incendia la casa o el negocio? ¿Y si nos chocan? ¿Y si salimos heridos en ese choque, al igual que el conductor del otro auto? Todos esos son gastos enormes que desajustan el presupuesto de cualquiera.
Pero para eso sirve el sentido de previsión, y la planificación. Nadie puede prever lo que sucederá en el futuro, pero no por eso vamos a vivir como hojas al viento, sin importarnos lo que venga mañana. Sobre todo, cuando tenemos otras personas bajo nuestra responsabilidad.