Pareciera que el pueblo panameño en general no estamos siendo afectados por las constantes alzas en el combustible, donde solamente se escucha la voz del sector transporte - colectivo y selectivo - tanto así que algunos conductores, de autos particulares y comerciales, cuando se les entrevista, por un lado se quejan del aumento, pero por el otro lado, no están de acuerdo con la anunciada - y largamente pospuesta - huelga de los transportistas. Da la impresión que queremos 'coger los mangos bajitos', dejando que otros peleen por nosotros.
Pueblo panameño: ya es tiempo que dejemos las tibiezas y nos cuadremos, de frente y dispuestos, ante este inusitado atropello que nos está afectando a todos por igual, con el irrazonable alza en todos los derivados del petróleo, conscientes que tales medidas afectan tanto al que conduce un vehículo, cualquiera, como al perro y al gato, por lo que no entiendo por qué estamos dejando solos a los transportistas en esta lucha por frenar ese movimiento inflacionario. Aclaro, sin embargo, que no soy transportista, no soy dueño de buses ni de taxis, pero sí compro gasolina como el montón de panameños que ya no aguantamos más esos aumentos.
Tampoco soy desestabilizador, pero, ¡carajo! hasta cuándo vamos a quedarnos quietos oliendo el dedo sucio que nos restriegan en la cara, como si fuéramos mansos mensos. Por ello, invito a la ciudadanía, en todo el país, para que apoyemos la anunciada huelga de los transportistas, aunque ello signifique el sacrificio de tener que caminar, lo cual no es malo porque favorece nuestra salud. Por Dios, ¿hasta cuándo! ¡Si a la huelga!
¡Au Revoir!