La logística del Censo Nacional de Población y Vivienda no funcionó del todo bien. Resulta increíble que en zonas de la capital, sobre todo en el sector Este de a provincia de Panamá, muchas personas se quedaran sin empadronar. Este es un ejercicio que se hace cada década y no se trata de un nuevo experimento, por lo que muchos de los problemas registrados debieron ser detectados.
No se trata sólo de asignar tareas, sino también de ejercer control y verificación para subsanar de manera rápida cualquier inconveniente. Si la entidad responsable de desarrollar la fiscalización del sector público, no es capaz de de realizar un Censo de manera efectiva, entonces estamos mal.
Las dificultades serían entendibles en las zonas apartadas del país, pero lo sucedido en la capital merece una explicación y hacer los esfuerzos necesarios para empadronar a los que no fueron encuestados el domingo, para tener cifras bastantes cercanas a la realidad, de lo contrario se habrán botado millones de balboas.
De igual forma, el gobierno debe utilizar los avances tecnológicos para agilizar el empadronamiento de los panameños que cuenten con servicio de internet, para que se llene por esa vía la documentación y de esa forma se podría destinar un mayor número de empadronadores para las áreas con dificultad de cobertura.
De igual forma se podrían establecer mecanismos de colaboración con el Tribunal Electoral para reclutar como empadronadores a las personas que durante los diversos comicios se desempeñan en las mesas de votación y hacer tener gente capaz y experimentada en esa labor.
Todo indica que fallo algo en la logística y la capacidad de reacción para subsanar las dificultades que se presentaron. De igual modo, parece que hubo fallas en la selección de los empadronadores. Hay que tomar notas de las fallas, plasmarla en un documento para que en los próximos eventos no se repitan esos inconvenientes.