Llegó lo que se temía. La falta de colaboración ciudadana para reducir el consumo, aunado al "boom" en la construcción, han disparado el gasto de energía. A partir del miércoles, de no producirse lluvias, se aplicará un racionamiento sectorizado por dos horas.
La medida busca reducir en 150 megawatts el consumo que ya está registrando niveles récords de hasta 1, 059 megawatts. Hay un problema: no está lloviendo suficiente y la generación de las hidroeléctricas puede afectarse, lo que nos obliga a recurrir a las costosas plantas térmicas.
A pesar de la campaña para que no se encendieran los letreros luminosos y reducir el uso de los aires acondicionados, no se atendieron las recomendaciones. Ahora el ahorro será forzado. Habrá hasta cambio de horario en el sector público, cuyos burócratas deberán laborar de 7: 00 a.m. a 1: 00 p.m.
Al menos habrá que esperar hasta mediados de junio, cuando se espera que la estación lluviosa entre de lleno y se pueda normalizar la generación de las hidroeléctricas.
La realidad es que construir una hidroeléctrica toma cinco años, por lo que se estima que en el 2010 entrarán en operación algunas de las plantas de ese tipo que están en proyecto.
Ojalá que la medida sea temporal, porque la industria tendrá que recurrir a plantas auxiliares y generar mayor gasto de combustible, para continuar con su proceso de producción. Esas son las consecuencias de la falta de planificación y de la poca colaboración de una ciudadanía, que sólo atiende las cosas cuando son forzadas.