El depuesto mandatario iraquí, Saddam Hussein, se negó ayer a declararse culpable o inocente de los cargos que se le formularon en el juicio que se le sigue en Bagdad.
El magistrado en jefe leyó las acusaciones que se le indican a Hussein, que lo relacionan con la matanza de musulmanes chiitas en 1982.
"Esta no es forma de tratar al presidente de Irak", replicó el cuando se le preguntó cómo se declaraba. "Soy el presidente de Irák de acuerdo a la voluntad de los iraquíes.