Los ajustes en el equipo de gobierno del mandatario Martín Torrijos se fundamentan más que todo en tres ministerios y la jefatura de la Policía Nacional.
Se cambiaron a los ministros y viceministros de Vivienda, Educación y de la Presidencia. Un uniformado fue designado al frente de la Policía Nacional, bajo la figura de director encargado, como una fórmula para solventar la prohibición que establece la ley en ese sentido y que reserva a un civil la jefatura de esa institución.
El sector educativo y de la seguridad pública son los puntos débiles de la actual administración. A estas alturas todavía hay varios planteles que no han iniciado clases, debido a los problemas con la fibra de vidrio. Cuando lo importante es enfocar esfuerzos para mejorar la calidad de la enseñanza, los altos cargos deben ahora concentrar esfuerzos en la remoción de ese material de los salones de los colegios y escuelas, que ponen en riesgo la salud de alumnos y docentes.
Respecto a la Policía, ahora se ensaya con un uniformado. El subdirector fue promovido a Director. No se vislumbra mayor cambio, porque salvo el cambio del jefe civil, se trata de la misma gente en su mismo ambiente.
Es el mismo directorio de la Policía que laboró con Rolando Mirones. A menos que el nuevo jefe, Jaime Ruiz, sea un mago, no se espera mayor transformación de ese estamento de seguridad, donde algunos de sus altos miembros sólo esperan que pase el tiempo para lograr su jubilación.