Ahorrar es como construir una casa de quincha durante una junta de embarre. La faena implica la búsqueda con semanas de antelación de la madera, cañazas, bejuco colorado de amarre, paja y horquetas para levantar la estructura de la vivienda; el ahorro también requiere de tiempo, esfuerzo y motivación.
Para hacerlo no hay que abstenerse de muchas cosas; sino priorizar el uso del dinero. Primero define lo que harás con lo ahorrado y la forma de lograrlo.
Existen distintos productos de ahorro, para utilizarlos debes tener en cuenta dos cosas: la disponibilidad del dinero y la tasa de interés que te pagan. Los más comunes son: cuenta corriente, cuenta de ahorro y depósito a plazo.
La cuenta corriente es una cuenta que no paga intereses y te permite manejar los gastos regulares utilizando cheques y tarjetas de débito. Te exigen un monto mínimo para mantener la cuenta abierta, que varía de banco en banco.
La cuenta de ahorros sí paga intereses aunque bajos, pero te permite depositar tus ahorros, tenerlos disponibles al momento en que los necesites y usar la tarjeta clave para retirar el dinero.
El depósito a plazo es la forma de ahorrar, que generalmente da mayores beneficios; para esto, entregas tu dinero al banco y te comprometes a no retirarlo hasta la fecha del vencimiento que puede ser de 1 mes a 5 años, requieres un mínimo de $10, 000 para abrir el depósito a plazo. A mayor tiempo, mayor el interés. Las personas que decidan retirarlo antes del tiempo pactado, recibirán una penalización de parte del banco.
Ahorrar te ayudará a lograr tus metas y tener un mejor control de tus finanzas. Comprender el papel de cada uno de los productos de ahorro en el mercado, te ayudará a realizar una mejor elección. Para más información visita www.apc.com.pa