El presidente de Rusia, Vladímir Putin, resaltó la vigencia de las lecciones de la Segunda Guerra Mundial y denunció que "aquellos que profanan los monumentos a los héroes de esa guerra insultan a sus propios pueblos y siembran nuevas desconfianzas entre los Estados y las personas".
Los dardos lanzados por el jefe del Kremlin desde la tribuna en la plaza Roja, desde donde presidió la tradicional parada militar con motivo del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria -así denominan en Rusia la guerra contra la Alemania nazi- tenían como destinatarios dos países: Estonia y Polonia.
Las autoridades estonias retiraron el pasado 27 de abril un monumento a los soldados soviéticos del centro de Tallin, lo que provocó una crisis diplomática entre Rusia y Estonia.
Polonia ha anunciado que desmantelará los monumentos erigidos durante el régimen comunista instalado por Moscú.
La parada militar, transmitida en directo por todos los canales de cobertura nacional, comenzó con la exhibición solemne del Estandarte de la Victoria, la bandera roja con la hoz y el martillo que fue izada por los soldados soviéticos en el Reichstag de Berlín.