Los hijos son las semillas de todo hombre o mujer. Hoy tu los cuidas y educas. Mañana, si ellos aprecian lo que les has dado, velarán por ti en esos últimos momentos. Es la ley de la vida.
Recuerdo en mi niñez a un padre trabajando duro. La jornada comenzaba muy temprano y seguía muchas veces ya de noche. El hombre no tenía mucho tiempo para jugar, pero aún así cuando lo visitaba en su centro de labores, suspendía aunque fuera un momento lo que estaba haciendo y ponía a observarme jugar.
¿Cuál era el gran juego?. Treparme en una silla con rueditas e impulsarme a través de un largo pasillo. Décadas después -como una espiral- observo a mi hijo con la misma diversión.
Los padres de hoy quieren brindarle a sus hijos, los que ellos no gozaron en su niñez, pero más que cosas materiales, al final un niño apreciará la atención que le dispensa su progenitor.
Por eso hoy trate de jugar con sus hijos. Aunque sea unos minutos, para él será divertido y usted podrá enseñarle las primeras nociones de algún deporte; además al adulto le servirá también para ejercitarse.
Planifique algo diario con sus hijos. Sin duda que se dará cuenta que un niño nunca se cansa; que es como un potrillo en un campo abierto.
Esos momentos servirán para moldear a un buen niño, que mañana se convertirá en un mejor hombre.
No pierda tiempo en cosas que son pasajeras ni en personas que nunca te apreciarán de verdad. Invierte mejor en tus hijos.