La bancarrota de que la acaba de salvarse Grecia al acceder a fondos internacionales por 135 mil millones de dólares, revelan que la crisis económica mundial no ha sido superada, lo que aconseja para Panamá y cualquier país que se debe mantener la prudencia en el manejo de las finanzas públicas.
Si bien es cierto que Panamá ha mejorado su calificación en cuanto al riesgo de las inversiones y que la economía registra uno de los mejores crecimiento del continente, no somos una isla y si las economías de países de la Unión Europea se ven afectadas, sin duda que eso repercute en el resto de las naciones.
Prácticamente un milagro evitó el descalabro de Grecia, que ahora deberá hacer ajustes dolorosos y extraordinarios en el gasto público para evitar la quiebra.
Grecia tuvo un déficit fiscal en el 2009 del 13.6% del Producto Interior Bruto (PIB), que debe reducir al 3.6% en el año 2013. La receta es recortar los sueldos de los funcionarios y las pensiones, detener las contrataciones públicas, congelar los salarios en el sector privado durante tres años. También se darán alzas de impuestos, incluido el IVA que será ahora del 23%.
Atenas era incapaz de refinanciar su deuda en los mercados internacionales y el salvavidas de la Unión Europea debe enfrentar ahora el rechazo interno de las medidas, porque ya se anuncia una huelga general y existe el peligro de una explosión social.
Esas son los resultados del manejo irresponsable de fondos públicos, cuando los gobiernos insisten en gastar más de lo que recaudan. Hay que mirarse en el espejo de los griegos para no cometer esos errores.