miércoles 3 de mayo de 2006

 

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  OPINION


Diablos rojos y transmilenio

Los dueños de autobuses afiliados a la Cámara Nacional del Transporte (CANATRA) amenazan con paralizar sus labores y hasta con votar contra la ampliación del Canal de Panamá, alegando que no se les toma en cuenta para el proyecto de modernización del transporte público a través del sistema del Transmilenio.

Alegan que ellos no tienen los B/.50 millones que se requieren para participar en el nuevo sistema y que la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) no les ha remitido los detalles de la licitación, que ya fueron remitidos a empresas transnacionales.

El transmilenio es un proyecto ideado en Brasil y que opera en varias ciudades, entre ellas, Bogotá para la movilización en gran escala de pasajeros.

En la ciudad de Panamá, el 80% de la población se moviliza en autobuses, que no brindan el mejor servicio, salvo el sistema del llamado servicio de lujo que recorre los Corredores Norte y Sur, con una tarifa de 75 centésimos.

El transmilenio propone dos líneas de transporte masivo: una de San Isidro hasta la Plaza 5 de Mayo y la otra de Pedregal a la Plaza 5 de Mayo. Este sistema utilizaría carriles exclusivos y cubrirían la ruta en 20 minutos, La modernización tendrá un costo aproximado de B/. 220 millones y se estima que el pasaje tendría un costo de 40 centésimos.

Oponerse a mejorar el transporte, sólo pensando en los intereses particulares no es el mejor. Hay que tomar en cuenta primero el mayor beneficio colectivo posible. No se puede hablar de privatización del transporte, porque la actividad de hecho está en manos de pequeños empresarios que son los dueños de autobuses.

Además existe una realidad, los llamados "diablos rojos" no desaparecerán, sino que deberán ser más eficientes y servirán para alimentar de pasajeros a los transmilenios.

Nadie se puede oponer a la modernización y resulta irresponsable condicionar el voto favorable o desfavorable al proyecto de ampliación del Canal, a la decisión que se adopte con un tema como el sistema del transporte público, que nada tiene que ver con la vía acuática.

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