Los problemas educativos son muy complejos. La culpa de la baja calidad de la enseñanza actual es de todo los elementos que participan en esta actividad. Por eso no se le puede echar la culpa de los fracasos a los educadores solamente. O a los alumnos y programas educativos anticuados.
Pero a veces sucede que los alumnos no son debidamente estimulados o motivados a superarse por sus educadores.
Y no les extrañe que existan educadores que dudan de la capacidad de algunos alumnos, que años más tarde son exitosos.
Los casos se han dado aquí y en otros países, desde hace mucho tiempo.
Conozco el caso de un joven del Instituto Nacional. Su profesor consejero le dijo a la madre que lo sacara porque tenía notas bajas.
Alegó el "profesor" que "no todos los jóvenes pueden ser bachiller. Mande su hijo a un colegio técnico porque no da para ser bachiller":
Cuando me enteré del asunto le dije a la señora que no sacara a su hijo del colegio. Que le diera clases especiales en las materias donde estaba débil.
Por suerte me hizo caso. Al graduarse el joven logró un premio por ser el mejor alumno en francés.
Luego fue a estudiar al exterior y logró un título en una prestigiosa universidad española.
¿Y el profesor negativo y derrotista? Se quedó todo el resto de su vida profesional en el mismo puesto, rumiando su mediocridad.
Lo que señalo no ocurre solamente en Panamá. La historia tiene unos casos asombrosos, donde educadores hablaron mal de niños que ¡luego se convirtieron en genios!
Ellos fueron Tomás A. Edison, Alberto Einstein y Winston Churchill.
Hubo "educadores" que llegaron a decir que Edison y Einstein no estaban capacitados para ser buenos estudiantes. Incluso uno dudó que tuvieran el mínimo de inteligencia para pasar la escuela.
Años más tarde ambos se destacaron por su genio en materia de matemáticas y física, aunque parezca mentira.
De Churchill se dice que lo rechazaron en el colegio por no saber escribir bien. La vida mostró que él fue un extraordinario gobernante de Inglaterra y escribió varios libros...
Se puede decir que a veces los niños no muestran su talento en los primeros años. Pero también podrá alegarse que hay educadores que en lugar de motivar y estimular a sus alumnos, dudan de sus capacidades y se equivocan sobre su futuro.
Por eso un educador no debe menospreciar a sus alumnos y menos indicar que no servirá para nada bueno.