La Casa Blanca permitirá que compañías estadounidenses pueden reiniciar relaciones comerciales con Libia y comprar su petróleo, en recompensa a Trípoli por haber renunciado a sus plan de armas de exterminio.
También, el presidente George W. Bush cancelará las regulaciones de la Ley de Sanciones a Libia, que le permitió castigar a firmas no estadounidenses que inviertan más de 20 millones de dólares al año en exportaciones de petróleo.