Es muy común pasar por semáforos de diferentes avenidas y encontrarse con los vendedores ambulantes. Algunos ofrecen pastillas y chocolates; sin embargo, lo que más buscan los transeúntes son las frutas, entre ellas, las naranjas, las ciruelas y las guabas.
De estas últimas no se tiene mayor referencia, sólo se sabe que es dulce, aunque muchas veces su compra resulta un juego de azar, porque algunas veces la lluvia hace estragos sobre este fruto, lo que provoca que su semilla algodonada se torne oscura e incomible.
Ahora, es común su consumo en el interior del país, pero también se ha hecho muy comestible en el área citadina, siendo -en muchas ocasiones- el antojo de algunas embarazadas.
Y es que la pulpa envuelve unas semillas negras en un algodón suave, esponjoso y muy dulce. Crecen en abundancia en medianos y grandes árboles. Algunos consideran que existen dos variedades de ella: unas tienen color verde petróleo y otros un color ligeramente olivado. No tiene preferencias de suelo y crece donde se acomode. Sólo se consume como fruta, rara vez como postre o en refrescos.