Cuando los organismos internacionales como el Banco Mundial y Naciones Unidas advierten sobre el peligro de una explosión social por el alza de los precios de los alimentos, en Panamá se anuncia que el costo de la comida registra un incremento del 15 por ciento en comparación con el año 2007.
Un documento elaborado por 400 científicos para la UNESCO se eco del temor de que se desate una ola planetaria de disturbios sociales y políticos a raíz de la escalada de los precios mundiales de los alimentos básicos.
Para colmo de males, el precio del petróleo alcanzó ayer un récord histórico de 113.66 dólares el barril, lo que traerá consigo nuevos incrementos.
La comida representa hasta el 75% de los ingresos de las familias de países pobres, donde la población tiene ingresos que apenas les alcanzan para suplir sus necesidades.
Si bien es cierto que se trata de un problema mundial, el gobierno y los empresarios panameños deben buscar alternativas para minimizar el efecto de esa escalada de los precios, para prevenir una explosión social.
Ya en el país se comienza a notar algún grado de desesperación de las familias y un ejemplo de ello son las constantes protestas que diariamente se aprecian en las calles.
Un pueblo con hambre o sin capacidad para comprar alimentos representa un peligro para la relativa tranquilidad que vive la nación panameña, por eso no se deben descuidar las acciones tendientes a dotar a la población de alimentos a precios accesibles y tomando acciones ejemplares para evitar la especulación de empresarios inescrupulosos.