El derrumbe del gobierno del ex presidente venezolano Hugo Chávez sólo ha confirmado que los gobiernos latinoamericanos ya no caen por la fuerza de las botas y los tanques, sino por la furia de sus decepcionados pueblos.
Chávez fue obligado a dimitir por militares --presionados por la furia popular--, que antes lo apoyaban, lo que lo convirtió en el quinto presidente de la región que cae en dos años por el clamor de los pueblos que los eligieron y quedaron desencantados por sus promesas incumplidas.
Algunos analistas advirtieron el peligro de que la región quede atrapada en un espiral anárquico por la poca paciencia de poblaciones que exigen soluciones a sus miserias, un rico caldo de cultivo para más experimentos populistas de mano dura.
Antes que Chávez, Latinoamérica ya había visto el derrumbe de los gobiernos del presidente Antonio de la Rúa en Argentina en el 2001 y de Alberto Fujimori en Perú en el 2000, presionados por las pobres y decepcionadas masas ante evidencias de corrupción. Jamil Mahuad fue derrocado en Ecuador por un movimiento indígena y una facción de militares en el 2000. Sin embargo, los reemplazos parecen no convencer, no cumplir con sus promesas de cambio y solución a las crisis, por lo que las masas comienzan nuevamente a movilizarse con palos y ollas vacías por la región para reclamar resultados.
"Un país pobre (...), con marginación, es caldo de cultivo para cualquier demagogo que sepa capitalizar la crisis (...) y eso es peligroso... Argentina, Perú y Ecuador pueden seguir ese camino", dijo a Reuters el analista César Arias Quincot.
Así, el presidente peruano Alejandro Toledo, quien asumió el mando con fuerte apoyo popular tras liderar las multitudinarias protestas que pusieron final a una década de poder de Fujimori, ya muestra una grave desaprobación popular de 65 por ciento.
Lo mismo pasa con su colega Eduardo Duhalde, quien llegó al gobierno argentino con la promesa de sacar a su país de la peor crisis de su historia, pero que al no lograr rápidos resultados ya comenzó a escuchar el golpe de las ollas vacías.
Al igual que Alberto Fujimori en Perú, Chávez llegó a la presidencia en un momento de grave crisis económica y gran corrupción en su país que lo alzaron como un salvador que progresivamente fue sumando poderes con la complacencia de una población que tardó mucho en reaccionar y notar que su revolución se estaba convirtiendo en una dictadura solapada, según analistas.
Los críticos acusan a Chávez de haber querido implantar un régimen socialista al estilo cubano en Venezuela, algo que no era bien visto por Estados Unidos, país para el que el ex jefe de Estado venezolano era la piedra en el zapato en su relación con la región.
Aunque las salidas de Chávez y de Fujimori podrían ser sólo momentáneas ante un pueblo latinoamericano que según analistas tiene "muy mala memoria" y ha permitido la vuelta con gloria de varios ex gobernantes que también fallaron como Alan García en Perú y Carlos Menem en Argentina. |