Con el rostro hinchado y vendado, un hombre ingresó al Cuarto de Urgencias del Hospital Santo Tomás, la madrugada de ayer, domingo.
De acuerdo a los informes, el herido fue trasladado en una ambulancia. Apenas se quejaba del dolor. Una gruesa venda blanca a base de gasas y manchada con sangre, emparchaba el ojo derecho. El izquierdo lo tenía cerrado por la hinchazón.
"¿Qué le pasó?" fue la interrogante curiosa de algunas personas que esperaban noticias de sus familiares dentro de la sala de emergencia.
"¡Dios! ¿Habrá perdido el ojo?". La lluvia de cuestionamientos no paraba.
Los paramédicos que lo transportaban, eran mudos: no dijeron ni una palabra informativa.
El herido, de color negro, tampoco alcanzó a decir quién lo agredió, pero trascendió que el ciudadano fue violentado durante una supuesta riña.
Lo cierto es que la víctima es un reflejo de los altos niveles de intolerancia que se dispara, sobre todo los fines de semana, cuando la ingesta de alcohol se armoniza con la indomable civilización de algunos panameños.