Cuando el médico me dijo que tenía "cáncer en la próstata", sentí como si me hubieran dado un palazo en la cabeza, aunque confieso que esa posibilidad rondaba mi mente, luego del examen rectal que me hicieron y la biopsia que exigió el doctor.
Por unos segundos, muchas imágenes negativas recorrieron mi mente. No niego que me dije: "¿Ya habrá terminado mi período de vida en la tierra?"
Habló el doctor de la necesidad de hacerme una operación. Nunca antes había entrado a un quirófano, y eso me aterraba.
Además, habíamos pensado en una agenda de por lo menos ocho actividades a realizar en los meses de vacaciones. La realidad hizo que solamente hiciéramos una de ellas...
¿Cómo sucedió esto?
Desde hace unos tres años, había dejado de hacerme el examen rectal, no por pudor, sino porque el último médico que me atendió no lo quiso hacer.
Pero cada seis meses me examinaba la sangre con el FSA, para saber cómo andaba la próstata, y siempre salía "dentro del rango".
Lo que pasaba era que poco a poco ese examen mostraba un leve ascenso en las cifras, y no lo noté, porque sencillamente no lo comparaba con los anteriores.
Un médico general revisó esos exámenes y captó el ascenso en el puntaje, por lo que recomendó con firmeza a acudir a un urólogo. Y así vino el examen rectal... y detectaron una zona dura en mi próstata.
En esa época, estaba el lío de empleados del Seguro Social, por eso operarme allí no era recomendable.
El destino determinó que en ese momento tenía unos fondos de ahorros. Me operaron en una clínica privada, donde tuve buena atención. Esto me recordó los problemas que sufren en el Seguro miles de panameños.
"De esto no se morirá usted", dijo el médico, señalando las ventajas de haberme descubierto a tiempo el cáncer.
He tenido que pasar por momentos y cosas que nunca pensé que podría soportar. Lo que me obligó fue saber que sin esos procedimientos no controlaría el mal...
También aprendí que, por más que uno crea que es dueño de su vida, siempre la última agenda la harán "arriba"...
Sea usted creyente o no de cualquier religión o culto, lo cierto es que hay algo por encima de nuestros deseos y voluntades, eso tiene "la última palabra" en nuestras vidas...
Poco a poco he ido cumpliendo todas las reglas que me dictó el médico. Ahora queda un período de control de varios años... ¡y seguir viviendo la vida lo mejor que pueda!