Miles de peregrinos venidos de todo el mundo participaron ayer en la tradicional procesión del Domingo de Ramos en Jerusalén, emulando la entrada triunfal de Jesús en la ciudad amurallada a lomos de un pollino.
Ramas de palma, de olivo, flores, sencillas cruces de madera y banderas de distintas denominaciones y hermandades recorrieron las empedradas calles del Monte de los Olivos y la ciudadela antigua de Jerusalén.