Son héroes anónimos. Día tras día, se arman de valor y salen a cumplir una labor que requiere abnegación. Ellos son los miembros de la Policía Nacional, que están celebrando el 69 aniversario de su fundación.
A veces incomprendidos, estos hombres tienen la loable tarea de combatir la delincuencia en una sociedad embestida por los antivalores.
No hay quien no diga que a los policías panameños "les falta vocación"; que están allí "porque no tienen otra opción", pero lo cierto es que ellos tienen la función de proteger la vida y bienes de los panameños y extranjeros que viven en el istmo.
Si bien los hombres de uniformes se vieron cuestionados por los abusos cometidos durante la dictadura militar, tras la invasión norteamericana surgió una nueva mentalidad y ya no existe temor de que elementos golpistas surjan del seno del principal estamento de la Fuerza Pública.
Si bien en cierto que, al igual que en todas las profesiones hay algunas manzanas podridas, la mayoría del componente uniformado desarrolla una labor sacrificada. Los elementos corruptos deben ser depurados, porque empañan la imagen de una institución que debe ser garante de la seguridad ciudadana.
Es una realidad, el crimen organizado trata de infiltrarse en todos la sociedad panameña, sobre todo en los organismos de seguridad, para buscar de esa forma protección a sus actividades ilícitas. Frente a ello, los hombres honestos deben imponerse y no permitir que la maleantería ni el soborno empañen su labor sacrificada.
Lucir un uniforme de la Policía debe ser motivo de orgullo para quienes de verdad sienten el fervor de su misión.