La polémica generada por la elección del nuevo Defensor del Pueblo, Liborio García Correa, ha creado un debate sobre la cuestión de que si éste fue electo de forma correcta por la Asamblea Legislativa. El tema de un caso de violencia intrafamiliar pendiente y si tiene la solvencia moral y la suficiente ética para asumir el cargo, han provocado dudas sobre el sistema de nominación de esta importante figura pública.
Para unos, el problema ha surgido producto de un movimiento feminista radical y de algunos grupos civiles conservadores han exagerado la escogencia del abogado. Más que un debate sobre ética, otros dicen que es un asunto de parejas, algo sentimental que no debe discutirse en público.
Empero, como es una figura pública la que está en la balanza, ya es un punto de discusión nacional.
A la vez, el caso de García Correa con Hilda Moreno, su esposa, demuestra las discrepancias en las leyes sociales que rigen en el Istmo. La República de Panamá ha vivido severos cambios en su sociedad, sobre todo por la vigencia de nuevas normas que, en vez de ayudar a la integración del hogar, han generado la división de la familia.
Algunos sociólogos y jurisconsultos culpan a la interpretación errónea del Código de la Familia, así como la ley sobre la violencia intrafamiliar, como causantes principales de que muchos niños y adolescentes no tengan padres o madres responsables.
Por otro lado, el mismo Código de la Familia es igualmente el elemento que permita que los jóvenes de menos de 18 años sigan cometiendo crímenes, escudándose en esa norma por ser menores de edad.
¿Y dónde quedan los derechos de los hombres maltratados y de los varones acusados injustamente por meras cuestiones sexistas, a los cuales se les obliga pagar excesivas multas por casos de supuesto abuso contra sus parejas?
Aunque fuera verdad que la Asamblea Legislativa tuvo el pecado de elegirlo de forma irregular al nuevo Defensor del Pueblo, todo el mundo sabe que este escándalo aparece luego que un candidato perdedor, en venganza, distribuye un informe en donde se revela la denuncia del problema de pareja del funcionario cuestionado.
¿Se imagina usted que los medios de comunicación y la población en general se ponga ahora a evaluar los problemas maritales a cada uno de los altos funcionarios que fueron electos en comicios o ratificados en el Congreso?
Por supuesto, sería todo un escándalo de enorme proporciones. Creemos conveniente esperar que el nuevo Defensor del Pueblo asuma su cargo, que comience a trabajar por el bien del país y desarrolle su gestión. García Correa indicó en su momento que velará por promover los derechos humanos y la tolerancia, que casualmente es el asunto que parece no le quiere respetar a la persona en cuestión.
Dejemos trabajar al Defensor electo. No mezclemos los temas sexistas y evitemos caer en situaciones surgidas por el interés de ciertos grupos de presión por seguir dominando puestos claves en el Estado. Recuerden lo que dijo Jesucristo: El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.