Estimados colegas les escribo en la necesidad de ver si a través de sus medios pueden interesarse en hacer un llamado de atención a las autoridades correspondientes para resolver este asunto de salud que afecta a cientos de pacientes, muchos de los cuales viajan desde el interior a recibir periódicamente sus tratamientos y para quienes supone una angustia adicional a la enfermedad confrontar el problema de la ausencia o escasez de medicamentos que le procuren una esperanza de cura o una mejor calidad de vida que les permita seguir adelante.
Me ha tocado vivir la angustia de un familiar que acudió a recibir su tratamiento para devolverse desalentado ante la falta de respuesta a su necesidad. Ellos vienen del interior y sumado al inconveniente de no contar con un servicio de atención especializado en su comunidad deben ahora esperar la compra que el Instituto Oncológico debe hacer para atender su caso, al igual que el de otros, que desde la madrugada forman fila para sus citas de control, laboratorios o quimios.
En la lista de los medicamentos que pudimos investigar escasean en el Oncológico están los siguientes: OXILIPLATINO, FILGASTRIN, BLEOMICINA, YODO RADIOACTIVO y METOCLOPIRAMIDA
Por otro lado no hay recetarios médicos y aunque entendemos que el ION realiza las gestiones para la compra de las medicinas, no sabemos qué pasa en el proceso para evitar este tipo de crisis que también afecta al Seguro Social, lo que nos lleva a concluir que no existe una política de salud eficiente y mucho menos exitosa.
Una alternativa para los pacientes asegurados en el Oncológico es recibir algunos medicamentos del Seguro, sin embargo, en el caso especifico del OXILIPLATINO, lo han sacado recientemente del cuadro básico al igual que otras tantas medicinas para detrimento de los cotizantes.
Uds. Conocen mi trayectoria como voluntaria de ANCEC, para la que pido su apoyo en los medios cada vez que necesitamos realizar una campaña masiva. Por eso quiero compartir mi preocupación y alarma en esta ocasión donde me ha tocado una vez mas vivir de cerca el cáncer por otro familiar.
Vale destacar la impotencia de los médicos a quienes toca dar la cara a los pacientes y notificarles que deben esperar para encontrar la solución esperada, cuando las enfermedades y en particular el cáncer no conocen de espera, de reglamentos, de leyes, solicitudes de compras o burocracias.
Atentamente, María Teresa de Hernández.