La crisis política de Bolivia se complica progresivamente con nuevos conflictos, como la llamada "guerra del aceite" que ha acentuado el enfrentamiento entre el Gobierno de Evo Morales y la oposición, cada vez más lejos del diálogo.
La Iglesia Católica, cuya mediación fue solicitada por la oposición y aceptada por el Gobierno, no ha logrado aún sentar en una misma mesa a los protagonistas políticos de un país que se debate entre la refundación constitucional de Evo Morales y el afán autonomista de varias regiones "rebeldes". "Es como si dos trenes estuvieran corriendo aceleradamente por el mismo carril a punto de colisionar", afirmó el analista político Carlos Cordero, quien confía en la Iglesia para lograr acuerdos.