Desde hace casi tres décadas se habla de la mora judicial. Cada cierto tiempo, los reclusos que permanecen en las diversas cárceles del país inician huelgas u otro tipo de protestas para reclamar la agilización de los procesos.
Se hacen reformas para reducir dicha mora, pero es como un círculo vicioso. El problema persiste. El Organo Judicial y el Ministerio Público alegan que se trata de un problema presupuestario y de falta de personal.
Así las cosas, cada año crece el número de expedientes sin resolver y el hacinamiento carcelario.
Sin embargo, hasta ahora no hemos visto ninguna acción efectiva de jueces y fiscales para tratar de evacuar los expedientes y establecer una meta para reducir a lo mínimo la mora judicial.
Muy bien se puede organizar un equipo de fiscales, jueces y defensores de oficio que se trasladen a los principales centros penitenciarios y procedan a realizar en esas mismas instalaciones las respectivas audiencias.
De igual forma se pueden hacer ajustes en el horario de los funcionarios judiciales, para que el receso por almuerzo sea de una hora y no de dos como es en la actualidad, para así aumentar la productividad de los despachos.
Las auditorías mensuales para que las Fiscalías y Tribunales cumplan con el período establecido por la ley para completar un sumario y realizar los juicios, sería otro elemento para agilizar los procesos.
La justicia no puede andar como los bomberos: apagando fuego conforme surge una crisis; se deben tomar acciones efectivas para reducir la mora judicial, sino las huelgas de presos y el hacinamiento será un mal permanente.