El experto extranjero dijo varias palabras y los presentes seguimos sus instrucciones sin chistar. Yo sentí que un manto negro iba cubriendo mi mente. Por unos segundos tuve una enorme tranquilidad.
Si no hubiera estado en una incómoda banca de un auditorio, me hubiera dormido a pierna suelta.
Es que me habían relajado tanto el cuerpo, que estaba listo para comenzar un proceso de hipnosis.
¿Qué diablos hacía yo rodeado de psicólogos, médicos, terapeutas de la hipnosis y unos cuantos periodistas?
Pues bien, me habían invitado a una charla sobre la hipnosis y sus aplicaciones terapéuticas (curación) en la Universidad de Panamá.
Resulta que ya la hipnosis dejó de ser una actividad de circo.
Ahora se utiliza para evitar usar drogas, en anestesias cuando le van a sacar o calzar una muela.
También algunos médicos la usan en pequeñas operaciones, y hasta para darle ánimo a estudiantes que tienen miedo a hablar en público (en sus sustentaciones de Tesis).
Aquí en Panamá - aunque Ud. no lo crea- existen ochenta y cuatro profesionales que han dado cursos para aprender hipnosis.
Ahora en esa reunión de la Asociación Panameña de Hipnosis Terapéuticas, se quería que los periodistas conocieran detalles de sus actividades.
Piensan seguir con sus cursos de aprendizaje. Realizarán en agosto el Primer Congreso.
En la reunión se encontraban médicos y terapeutas de Cuba (aunque parezca mentira), Colombia, Puerto Rico y Panamá.
Nos hablaron de la hipnosis para curar el mal de la era moderna, llamado "estrés".
Entre las ventajas del uso de la hipnosis está que no usa químicos, es económica, mejora la calidad de vida, pueden aumentar la potencia de las medicinas, quita adicciones al cigarrillo y licor, llena de energía el cuerpo, etc.
Yo me sonreí muchas veces... porque hace cuarenta años ¡yo aprendí a hipnotizar! Y hasta un diploma me dieron.
En aquella época hice sesiones de hipnosis para compañeros periodistas en Panamá y conocidos en Chile.
Luego dejé de hipnotizar porque tuve que dedicarme a trabajar mucho para poder "ir hacia adelante".
Cuando le comenté al Cholito Mesero del viejo café de Santana este asunto, saltó en un solo pie y me dijo:
"¡Periodista, enséñeme a hipnotizar inmediatamente!
El bellaco mesero santanero quiere saber hipnotizar para hacer que los parroquianos le den mejores propinas.
