El hombre que siempre recuerda de donde proviene está destinado al éxito, este es el caso del cerrador panameño Mariano Rivera, quien siempre tiene presente su pueblo.
"Alguien subía a un árbol, localizaba la rama más recta que se podía encontrar", dice Rivera en una entrevista a la página de internet www.nydailynews.com., "teníamos un protector de pecho de cartón".
Con una tremenda sonrisa y dando unas palmadas recordó y reconoció lo feliz que fue su infancia.
"Pero mi infancia era maravilloso", dice Rivera, segundo lanzador en llegar a los 500 rescates. "Oh, hombre. Yo no tenía mucho. Básicamente, no tenía nada. Pero con lo que tenía, me sentí feliz. Te diré, si puedo hacerlo todo de nuevo, no lo cambiaría por nada".
Para entender cómo Rivera se convirtió en la realeza del béisbol, hay que ver su humildad respeto a sus compañeros, su disciplina y su famosa recta cortada.