Cuando la mente de un hombre hiede es solo por una razón: Sus pensamientos no pueden ordenarse porque el espacio destinado para razonar está podrido.
Así tan claro es. Hay panameños con posición de jerarquía que rehuyen uno de los más claros deberes del liderazgo que es hacer las cosas de frente.
Lo expuesto en este escrito ocurre aquí y allá, ya sea en una institución privada o pública. Es igual, sólo que los medios para enviar esos mensajes se esconden en simples memorando, correos electrónicos o hasta en artículos de opinión sin firma.
Un jefe debe tener la valentía para decir lo que piensa y dar siempre la cara. Si en su equipo hay alguien que no funciona, hay que decirle: "Mira, siento que no puedes controlar a tu equipo. Te recomiendo que pongas a tu gente a hacer las cosas bien porque, a la larga, esto te va afectar a ti y al resto de los trabajadores".
Enviar mensajitos por ahí no es saludable si se trata de llamar la atención de esta forma. Lo recomendable siempre será el diálogo "face to face". Así se pueden percibir los gestos. Estos dicen más que mil palabras.
Nunca debe olvidarse que la gente, sobre todo el resto del equipo que se administra, espera que el jefe sea franco y respetuoso.
Si usted abusa de su poder, solo por el hecho de que puede escribir lo que le da la gana en esos espacios, tenga en cuenta que la vida es como el Planeta Tierra: da vuelta sobre su mismo eje y hasta los climas están cambiando. Mírese sobre este espejo.
Cuando los escritores se inspiran e imprimen sus pensamientos, registran un mundo totalmente diferente al que ellos están acostumbrados a sentir. Ellos dibujan y decoran los ambientes, pero, cuando una persona lo hace, quiere reflejar la realidad de sus ideas y es por eso que no debe disparar veneno, claro está, no todo el veneno va dirigido a alguien el particular. Lo que ocurre es que más de uno con mente milimétrica se ve en un espejo que no refleja nada, sino simples realidades genéricas de la vida cotidiana de los hombres.