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Padre Jesús de La Atalaya, líbranos del virus del hanta

Angel Santos Barrios G.
Azuero / EPASA
Son las 10:30 a.m., acaba de anunciar el reloj "carrillón" de la Catedral San Juan Bautista hoy martes de carnaval. Nunca en mi vida había visto al parque Unión, contiguo a la Catedral un martes de carnaval tan triste y vacío. Y es que los culecos en Chitré siempre fueron los mejores y los más prolongados, ya que otras ciudades los detenían al medio día, para lavar los parques y calles para las tunas en horas de la noche; en Chitré los culecos (mojaderas) los martes de carnaval terminaban pasadas las seis de la tarde. La característica del martes de carnaval en ese parque era terminar rompiendo camisas y camisetas, sueteres a todo varón, luego colgarlas en los árboles ornamentales; al día siguiente (miércoles de ceniza) lo que se observaba eran los tirones de lo que hasta el martes fueron prendas de vestir masculina: horror ver tantos hilachos colgando. Pero hoy, eso no va a ocurrir, porque ayer, al igual que todos los días de carnaval en Chitré, no se celebró esa fiesta, como tampoco en ninguna parte de la región de Azuero, por el mortal virus del hanta, el cual es estudiado desde hace varias semanas por científicos extranjeros. Por tal razón, ayer mientras en otras provincias despedían las fiestas de carnaval, en Azuero se iniciaba el desfile de la solidaridad; o sea la peregrinación hacia el "Milagroso Jesús de la Atalaya", quien este año además de las peticiones y ruegos por milagros y favores alcanzados, recibirá una petición extra de los azuerenses; "terminar con el virus del hanta que tanto aflige y asusta a esa población". Me pregunté varias veces... ¿cómo empezaría esta nota que pudiera llevar un buen mensaje a muchos o, por lo menos, atraer la curiosidad y el interés hacia un lugar al que acuden al año más de 150 mil peregrinos en busca de un milagro? Al ver pasar ayer frente a mi casa por la carretera nacional en La Arena de Chitré, a gran cantidad de personas, tanto de Los Santos y Herrera rumbo a Atalaya, cosa que anteriormente lo hacían a partir del miércoles de ceniza después de los carnavales, y que este año lo hicieran el mismo día, más grande de esas fiestas como lo es el "martes de carnaval". Como no hubo carnaval en Azuero, pienso que muchas de estas personas adelantaron su peregrinaje hacia el milagroso Jesús, y es que en Atalaya las cosas hay que aceptarlas sin escepticismos, reconociendo que el gran sentimiento que predomina es contagioso, hasta el punto en que este lugar se podría llamar "la ciudad de la esperanza", a donde acuden, sobre todo, muchos de los que han perdido de alguna manera la fe por los desenfrenos que realizan los demás seres humanos. Hay algo curioso que se está dando el primer día de peregrinaje hacia Atalaya entre azuerenses, dado el hecho que no carnavalearon, es que a los peregrinos tradicionales se les están uniendo quienes recorren ese camino hacia Atalaya otros jóvenes por el simple gusto de hacerlo. No faltan estímulos que justifiquen esta empresa. La religiosidad de un pueblo como el de Herrera y Los Santos es un asunto que no puede ponerse en tela de juicio. Basta con verlos durante estos días, desde ayer martes y los que siguen en estas novenas del milagroso Jesús de la Atalaya, para comprobarlo. Feligreses de todas las edades y clases sociales se dirigen o se preparan para visitar al milagroso en sus fiestas que culminan este domingo. Es una auténtica fiesta popular religiosa, muchos devotos llegan de rodillas y lloran emocionados, no es para menos, han esperado todo un año para hacerlo. Las reinas de Calle Arriba y Calle Debajo de todos los pueblos de Azuero donde se celebran los carnavales, deberían visitar al Santo Padre Jesús de la Atayala a pedirle que extermine el "virus del hanta" y la fuente que lo produce, para que el próximo año regrese la alegría y tradición de estas dos provincias que no tuvieron carnaval. Estamos seguros que Jesús lo podrá hacer, porque a El le gusta que sus hijos estén alegres y contentos.
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Las reinas de Calle Arriba y Calle Debajo de todos los pueblos de Azuero donde se celebran los carnavales, deberían visitar al Santo Padre Jesús de la Atayala a pedirle que extermine el "virus del hanta" y la fuente que lo produce, para que el próximo año regrese la alegría y tradición de estas dos provincias que no tuvieron carnaval. Estamos seguros que Jesús lo podrá hacer, porque a El le gusta que sus hijos estén alegres y contentos.
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