El actual gobierno está en la recta final de su gestión. Ya apenas faltan seis meses para que termine el mandato de la primera mujer en ascender a la Presidencia de la República.
Mireya Moscoso cumplió ayer 54 meses en el poder. El 1 de septiembre deberá entregar el Palacio de Las Garzas a uno de los cuatros candidatos que hoy se disputan la Presidencia de la República.
Su informe presentado al pleno de la Asamblea Legislativa fue una radiografía de los logros durante cuatro años y medio.
En el Palacio Justo Arosemena, la jefa del Ejecutivo destacó la inversión de más de 5,000 millones de balboas en obras de interés social, la construcción del nuevo hospital Santo Tomás, los trabajos de ampliación de la potabilizadora de Chilibre, el segundo puente sobre el Canal de Panamá y la ampliación de la carretera Interamericana.
Esa es la parte bonita de su administracion, pero también es una realidad que el gobierno dejó crecer la percepción de corrupción. Temas espinosos que se podían resolver con una explicación adecuada, se dejaron avanzar y con razón o sin ella, la gente comenzó a dudar de la honestidad oficial.
En todo caso, habrá que darle tiempo al tiempo para valorar de manera objetiva la gestión de Mireya Moscoso. Es una verdad de a puño, que en Panamá los presidentes sólo tienen una luna de miel con el pueblo, que dura apenas tres meses.
Luego de ese período de espera que le concede la población a sus gobernantes, llega el desencanto y el mandatario observa como viene en picada su popularidad. Ese fue el caso de Guillermo Endara´, de Ernesto Pérez Balladares y de la propia presidenta saliente.
Quizás dentro de dos años, cuando hayan disminuido las pasiones y el fanatismo, entonces sería conveniente comparar a Mireya Moscoso con el presidente entrante y con los anteriores, para poder evaluar de manera imparcial si hizo un gobierno bueno, malo o perverso.