Acogido por una muchedumbre entusiasta ayer lunes, al día siguiente de la huída del renunciante presidente Jean Bertrand Aristide, Guy Philippe, jefe militar de la insurrección haitiana, se convirtió en el nuevo héroe en Puerto Príncipe.
Llegando por el barrio Petionville, la caravana de media docena de vehículos colmados de hombres en uniforme militar, Guy Phillipe y Louis Jodel Chamblain, jefe militar del movimiento, hicieron su entrada triunfal en la capital, luego de tres semanas de insurrección.
Una multitud de personas se congregó espontáneamente agitando banderas haitianas para aclamar a Philippe -uno de los principales dirigentes del Frente de Resistencia Nacional- mientras se dirigía al palacio presidencial, liderando un convoy de media docena de vehículos que llevaban unos 50 hombres fuertemente armados.
Miles de entusiasmados haitianos los aplaudían sobre la avenida Delmas que atraviesa la ciudad y en Campo de Marte, frente al palacio, que permanecía con las rejas cerradas y custodiado por soldados estadounidenses.
Philippe no entró a la sede presidencial, sino en el cuartel general de policía vecino, donde según una radio local le habrían propuesto tomar la dirección de las fuerzas de seguridad.
Luego de ser escenario el domingo de hechos de violencia y saqueos por parte de los partidarios de Aristide, la gran explanada albergaba el lunes una fiesta popular con una atmósfera amigable, bajo el sol.
Algunos coreaban en creole "vle pa vle, fok Aristide gugé" (que lo quiera o no Aristide debe ser juzgado).
Philippe pidió que el ex presidente haitiano, refugiado en República Centroafricana, se devuelto a Haití para ser juzgado por "alta traición, asesinato y robo".
Otros maldecían a los políticos y proponían que los ex militares dirigidos por Philippe, quien la víspera festejó sus 36 años, asuman el poder.
A medida que el héroe del día se desplazaba, la multitud hacía olas al tratar de aproximarse a los militares, que permanecían sonrientes a pesar de las dificultades que encontraban para hacerse paso. La gente quería verlo, tocarlo.
Philippe fue luego a un hotel de la capital cercano a la embajada de República Dominicana, donde se había exiliado, para reunirse con representantes de la oposición política y civil al gobierno de Aristide.
Aliado objetivo en la lucha contra el ex presidente, Philippe, con su nueva aureola, bien podría hacerlos pasar a segundo plano en la solución de la crisis haitiana.