"No queremos que se acaben estos carnavales", fue la expresión de la joven Odalis Quintero quien se pasó junto a otros 250 jóvenes los casi siete días en el retiro realizado en la comunidad de El Ciruelo en el distrito de Pesé, Provincia de Herrera.
Fueron días de mucha alegría, juegos y compartir con jóvenes no sólo de Chitré y Monagrillo, sino de otros puntos del país. Participaron la Comunidad de Jóvenes de San Pablo de la Locería en Panamá; el grupo Juvenil del Distrito de Pocrí en la Provincia de Los Santos; un grupo de Sábana Grande de La Villa de Los Santos y las comunidades de Monagrillo y Llano Bonito.
Cada mañana se dirigían a la quebrada a bañarse antes de que fuesen las 7:00 am, porque la reglas del retiro especificaban que esa era la hora de oración, mientras que un grupo se dedicaba desde horas de la madrugada a preparar los alimentos para el desayuno. Los 250 jóvenes estaban divididos en pequeños grupos y cada uno de ellos tenían que cumplir con una tarea.
Cuando un grupo cocinaba el otro dirigía la actividad de oración, charlas y animación. Otro se encargaba de velar por el orden y otro de la logística.
Todos dormían en campamentos, y el sitio estaba dividido: un sector para varones y otro para muchachas. Las charlas fueron dirigidas por el Padre Segundo Cano, asesor del grupo juvenil; y el Laico y asesor de la Comunidad de San Pablo, Luis Carlos Del Cid.
En las mismas se les instruyó a los jóvenes sobre la importancia de llevar una vida cristiana y el comportamiento acorde a su profesión de Fé. Se les habló también de la entrega de la madre de Jesús y su sufrimiento ante la tortura y pérdida de su hijo.
El Padre Segundo Cano estuvo en todo momento asistiendo al grupo y celebró la Eucaristía varios días para el fortalecimiento espiritual de los jóvenes.
Muchos de ellos también acudieron a recibir el sacramento de la Confesión toda vez que se inició la Cuaresma y prefirieron entrar a ella en la Gracia de Dios.