El detalle de los ingresos y gastos del carnaval capitalino revelan hechos que llaman la atención. El gastar más de 100 mil balboas en la construcción de una instalación para tomar sopa de gallina con ñame y culantro, es excesivo para un país pobre como Panamá.
Para el bendito sancochódromo la Junta del Carnaval destinó 104 mil balboas. La instalación apenas fue utilizada por unos cuantos amantes del sancocho. ¿Valió la pena gastar tanto dinero en eso?.
En la nación hay tantas necesidades. Cuánta gente pobre pudo haber comido con 100 mil balboas.
Si bien es cierto el carnaval es una de las fechas más importantes para la mayoría de los panameños, tampoco no podemos volvernos locos y hacer fiesta con el dinero del Estado, que en todo caso es plata que el pueblo aporta con sus impuestos.
Al mismo tiempo la Contraloría debe ejercer un papel orientador y no autorizar cualquier gasto loco, aunque éstos tengan justificación. Esta bien el control previo y el posterior, pero un funcionario conocedor del manejo de los fondos públicos, bien pudo advertir del desembolso innecesario de un sancochódromo.
Al mismo tiempo, se hace necesario que la Junta de Carnaval genere sus propios ingresos. No es posible que cada año se destinen millones de balboas para sufragar el jolgorio de Momo. Este año fueron B/.3 millones. ¿Cuánto será en el 2008?.
Las cervecerías, los distribuidores de licores y los hoteles que son los principales beneficiarios de esa fiesta, deben contribuir para financiar el carnaval y durante el año, la Junta debe realizar eventos para obtener fondos.
No es posible que un pueblo como Las Tablas organice sin ningún tipo de apoyo oficial unos carnavales de lujo y en la capital cada año se le tenga que pedir dinero al Estado.